Hace unos meses hablamos de las micorrizas en general, y en particular de las endomicorrizas, con las que en Clean-Biotec trabajamos desde hace cuatro años y muchos nos preguntáis como se forman y cómo funciona esa simbiosis.
Los hongos micorrícicos se mantienen en el suelo bien en forma de esporas, redes de micelio, en el interior de raíces activas o en fragmentos de raíces colonizadas. Cualquiera de estas estructuras es capaz de reproducir el hongo y se conocen como propágulos. Para que se inicie la simbiosis es necesario que una hifa del hongo parta de un propágulo y establezca una especie de diálogo con la planta hospedadora que inhibe sus mecanismos de defensa y le facilite al hongo la entrada. En ese primer contacto, el hongo se diferencia formando un “apresorio” que penetra en la raíz y se desarrolla en su interior. Una vez en el interior, coloniza inter e intracelularmente las células de la corteza radical, dividiéndose en el interior celular de manera dicotómica y formando una estructura arborescente cuyas paredes son muy finas, y que es donde se produce el intercambio de nutrientes y señales entre la planta y el hongo. Esta estructura se llama arbúsculo.
Una vez colonizada la raíz, las hifas se desarrollan hacia exterior formando en torno a la raíz un micelio tridimensional muy ramificado que alcanza en el suelo mayores distancias que los pelos radicales y que incrementa considerablemente la capacidad de absorción de la planta, así 1 cm de raí puede sustentar hasta 1 m de hifas externas. Este micelio está capacitado para absorber nutrientes más allá de la zona de depresión en Fósforo que rodea la raíz, reduciendo la distancia entre la planta y dicho nutriente. Esta habilidad de las hifas es la principal razón que justifica el beneficio de esta simbiosis micorrícica que aporta a la planta amonio, nitrato, cobre, cinc y otros microelementos, y facilitan la captación de agua por la planta.
Algunas semanas después de iniciada la infección, el hongo puede producir esporas. Las condiciones ambientales del suelo modulan la esporulación que se ve favorecida por el estrés hídrico.
Una vez consolidada la colonización, ambos organismos -planta y hongo-, inician su vida en común funcionando de manera simbiótica y modulados por las condiciones ambientales. A partir de este momento, la raíz no puede considerarse como, sino como una micorriza.
Jaizme-Vega, M.C. 2019. Las Micorrizas, una estrategia agroecológica para optimizar la calidad de los cultivos. Phytoma-ICIA-Gobierno de Canarias
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